El tema lunar de este último mes del año, iniciado el 11 de diciembre con la Luna Nueva en Escorpio Sideral, es “Transformación y Regeneración” (Anthony Fiorenza).
En otras ocasiones he comentado que las configuraciones planetarias y las influencias astrales durante el Solsticio marcan de cierta forma las energías subyacentes del año entrante. En este Solsticio la Luna estará en fase Gibada Creciente (fase intermedia entre cuarto Creciente y Luna Llena), una fase que representa esa perseverancia tan necesaria cuando estamos cuesta arriba y que nos ayuda a empujar hasta llegar a la cima, al centro de la acción.
La Luna se encuentra en Aries Sideral (la chispa inicial que arranca el fuego), y en trino se encuentran Pluto (cambios y transformaciones profundas) y Mercurio (comunicación), configuración que permite que si estamos atentos podremos recibir las señales y comunicaciones para poder llevar a cabo los cambios que necesitamos realizar en estos momentos para transformarnos y regenerarnos.
Sin embargo, para que este proceso se lleve a cabo, se necesita aceptar incondicionalmente nuestras experiencias pasadas e integrarlas en el presente para poder seguir adelante. Debemos dejarnos de sentir atrapados por las fuerzas de las circunstancias que parecen venir de fuera, y reconocer aquellas acciones que realizamos basados en nuestros miedos pues ello nos impide crecer. Para poder superarlos, primero hay que reconocerlos. El hacernos nos libera de su manipulación y nos da fuerzas para crecer y superarnos.
Así que es con esta energía con la cual llegamos al Solsticio de invierno de este año 2015 el 22 de diciembre a las 04:49 (GMT). Este día se considera el Nuevo Año Astronómico, y por ello es uno de los mejores momentos del año para hacer un balance y reflexionar sobre lo ocurrido en este periodo: éxitos, las cosas no cumplidas, soltar aquellos agravios que constituyen un lastre para nuestro avance, revisar nuestros sueños, y comenzar a planificar el próximo periodo.
RITUAL PARA EL SOLSTICIO:
Primero, prepara el espacio: coloca unas flores, quema un incienso o usa algunas gotas de un aceite esencial de mandarina o naranja, etc.
Antes de comenzar, apaga las luces y enciende una vela central, forma de conectar con este momento: el día más largo del año. Cuando estés listo, cierra los ojos por un rato, focalizando la atención en la respiración, en los sonidos interiores (latido del corazón, sonido del aire al entrar y salir de los pulmones, etc). Permanece así unos minutos hasta que sientas que tu ritmo respiratorio y tu mente se relajan. Toma conciencia de esas fuerzas planetarias que están propiciando la reconexión con tu poder interior e intenta sentir los cambios que se aproximan para este nuevo periodo.
Al abrir los ojos, realiza un balance del año haciendo énfasis en las cosas que has logrado concretar o realizar, y lo más importante, recuerda todos esos hermosos momentos que compartiste. Crea un Mandala formando una espiral con todos esos agradecimientos. Adorna el Mandala con las imágenes y símbolos que surjan. Disfruta el proceso! Recuerda respirar todo el tiempo……
A continuación, escribe esos miedos que te paralizan y consideras que te impiden que puedas realizar tu propia transformación. Hazlo dentro de pequeños Mandalas. Usa tu creatividad, déjate llevar por lo que sientas. Date un periodo de tiempo para hacerlo y cuando estés listo, colócalos frente a ti en el suelo. Escoge uno de ellos, recórtalo, y pégalo en otra cartulina.
Realiza una meditación como la inicial, pero focalizándote en ese miedo. Intenta conocerlo, cuál es su función, que cosas te impide hacer. Cuando estés listo, abre los ojos, obsérvalo nuevamente y colócalo en otra cartulina. Crea un nuevo Mandala a partir de ese pequeño miedo personal. Usa símbolos, colores vivos, agradécele estar allí cuando descubras que cosas te ha permitido hacer y piensa cómo ha podido ayudarte aunque no lo creas inicialmente. Te asombrarás!! En la medida que vas creando tu nuevo Mandala intégralo en los planes que tienes para el próximo año transformándolo en algo nuevo.
Cuando hayas terminado, observa los Mandalas desde cierta distancia, disfruta su belleza, su luz, su intensidad…..y luego permanece unos minutos en silencio, con los ojos cerrados y siente su mensaje.
Si has realizado el ritual en compañía, deja que la persona a tu lado haga un detalle en tu Mandala con la intensión de ayudarte desde el corazón. Esto simboliza la interconexión entre todos, la posibilidad de pedir ayuda cuando lo necesitas y confiar en los demás. Y también en tu capacidad para ayudar a otros.
Usando la llama de la vela, quema el resto de los pequeños mandalas que hiciste identificando tus miedos. A medida que el dibujo se va quemando siente como todos esos miedos se van transformando en luz. Esparce las cenizas en algún lugar de la naturaleza (un jardín, un bosque o parque). Estarás completando el ciclo de transformar el dibujo llevando a su estado inicial, devuelto a un estado en el cual puede formar parte de otra cosa.
Conserva tu Mandala. Colócalo en un sitio donde puedas verlo a diario, como recordatorio de que eres capaz de transformar tus miedos e integrarlos para lograr tus objetivos, deseos y propósitos para el próximo periodo!!!!
Al final, si has realizado este ejercicio en compañía, termina la noche compartiendo una infusión y algo de comida con el resto de grupo.
Espero que lo disfrutes!!